HOY…
El viento efímero se lleva la vida en un soplo fugaz que nos muestra un río turbulento, y unos árboles arqueados, y un techo de algodón avejentado, que son la musa que (hoy) alimenta mis avaros sentidos.
Y aquí estoy, para finalizar, tentado a escribir lo que me dicen, entre dientes, los movimientos del agua cuando se devora a sí misma.
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